RESEÑA DE "AFGANISTÁN: DIARIO DE UN SOLDADO", POR LA ESCRITORA Y POETA TERESA RAMOS.
RESEÑA
AFGANISTÁN: DIARIO DE UN SOLDADO,
DE GUILLERMO DE JORGE.
“Diario de un soldado. Un espacio para emocionar
donde lo más cruel de una guerra se transforma en fehacientes versos y
profundos sentimientos que llegan al lector de una forma sobrecogedora.”
He leído Afganistán, diario de un soldado, de Guillermo de
Jorge. Me he sentido conmovida, he pensado: esto es Poesía, y he pensado que
estaba ante el testimonio veraz de quien apela a despertar la conciencia de los
ciudadanos dormidos. Me ha hecho pensar en el mensaje de la filósofa Hannat
Arent y su banalidad del mal. He creído sentir que este el libro llegaba a mí
como la pieza que necesitaba para completar para la comprensión de este
desatino al que nos atrevemos a llamar civilización.
“Si por
algún momento fuese sincero, amor mío, te confesaría que no tengo la certera
seguridad de si algún día volveré
;
Pero de
lo que sí estoy realmente seguro es que siempre te amaré
:
Siempre.”
¿Me pregunto si me encuentro ante un diario de guerra o un
diario de amor? tal vez ante un diario de amor-guerra, tan real como real es la
vida y la muerte en medio de sus batallas cotidianas. Rezuma intensidad y un
mensaje claro: siempre nos redime el amor.
Me pregunto, a su vez, ¿Acaso hay mayor acto de
amor que entregar la vida por los otros? Y me responderán que ser militar es un
oficio y volveré a preguntar, ¿por qué ese oficio y no otro? Algunos dirán, que tal vez sea demencia o interés,
algunos pacifistas, como yo misma, podrían descartar esta lectura desde el
prejuicio, tal vez. Yo digo que hay que
tener coraje y valor para ponerse al frente en la batalla, que ser soldado es un oficio antiguo como el mundo, y
que todavía y doy fe, compruebo
sorprendida, que existen hombres y mujeres, que en medio de la
contienda, son capaces de responder con un despliegue ingente de humanidad y
diré más, lo hacen por nosotros-.
“y sin embargo un
día cualquiera dejamos de existir, sin más, amor, para volver nunca… así
es, en el momento más inoportuno desaparecemos,
sin más para
dejar de creer en todo”.
Guillermo apela a la conciencia de la temporalidad, todo
termina y lo sabemos, somos conscientes de esa “insoportable levedad del ser”,
parafraseando a Kundela. El militar, el soldado, el poeta, vive con la espada
sobre su cabeza, en cualquier momento todo puede terminar, por eso, consciente
de esa herida que comporta vivir permanentemente en peligro, está más en el
ahora, se vuelve un hombre sincero, si cabe. Frente a la posibilidad de la
muerte no hay lugar al que huir, nada que ocultar.
En el envés está el amor al que apela constantemente:
“
Ya ves
,
Yo
,
Aquí,
, sin ti
,
Como una
tempestad
amarrada al pecho, como
un
huracán que entona el
principio
de todos
los
tiempos, que pronuncia el final de todos
los
tiempos.
:
tú
y
sólo tú,
amor
,
en este
instante
en el
que dejo de existir para convertirme en
un sol,
-dado
azul
bajo
la pólvora
.”
Un soldado es un sol dado, magnífica fractura la que
aporta este juego semántico en el que la función de la palabra se amplía y
crece: el soldado aporta sol, luz, lucidez, podría decirse, (al menos este
soldado) y a su vez es un artilugio que depende del azar como el dado de la
caída y de los números que conjugan su suerte.
Las guerras son viejas como el mundo y sus respuestas
resultan atávicas. La lucha por la sobrevivencia, el beso de la muerte, su
presencia, lo cambia todo: no hay seguridad; solo un futuro incierto.
Los versos hablan por boca de un poeta soldado, la
realidad es espantosa en el campo de batalla, pero también en los espacios
civiles en donde el poeta soldado también es. Y reclama la atención del lector,
apela a su conciencia, a que piensen que existe alguien que asume tareas que el
civil ni se plantea, alguien que da la cara por él o por ella. La vida y la muerte impresas en la naturaleza humana,
resulta terrible y bella al mismo tiempo. El poeta soldado nos da cuenta de
ello y nos traslada al infierno del combate en donde la supervivencia se impone
frente a cualquier razón. Sin embargo, este soldado decide pelear de frente, en
un ejercicio de lealtad frente al contrincante.
Y la vida también es adaptación al medio:
“Tres
días
para ada
-ptarse al clima
,
Siete
días
para star
inmerso
en la rutina”
¿Cómo se adapta alguien a la rutina después de haber visto
volar por los aires a un compañero, cómo se limpia el impacto de una bala, con
qué manos se aparta a un ser humano reducido a masa informe en un segundo?
¿Cómo se encaja que ésta vez no has sido tú el desaparecido?
En ese caso, la adaptación parece una broma macabra,
porque claro está, hay que encajar lo vivido, el soldado inventa su propia
fórmula, empieza la creación de un universo imposible de adoptar y adaptar
desde la normalidad, si acaso tal cosa existiera.
“ada ¿acaso
convocas a un hada con H para hacerlo más fácil y por eso recurres a un ser
mitológico que puebla los territorios infantiles, los de la inocencia? Tú hada
no lleva H…
Tampoco hablas de apartarse. -ptarse (la palabra aparece partida como una evocación que sugiere esa necesidad de apartarse…).
¿Acaso para integrar tanto dolor, tanto espanto sea
necesario una dosis de magia y apartarse de la realidad, quebrar el sentido
etimológico de la palabra y construir una nueva que refleje la única
posibilidad saludable y que contenga, a su vez, la magia y la esperanza?
“,
siete
días
para
star
inmerso
en la rutina”
“Star” no es lo mismo que estar, star es una estrella en
inglés, el idioma de los negocios, también de los negocios de la guerra y star
es una estrella del firmamento, de la música, de los deportes, la evocación de
los mejores sueños. Un hombre necesita estrellas para poder estar, estrellas
que brillan en el firmamento, necesita sobre todo, estar junto a los suyos (sus
propias estrellas), a los que ama y a quienes quiere abrazar, un militar condecorado
llevará estrellas en su uniforme, y sobre todo, y en cualquier caso, un hombre
también es una estrella pequeña en el mar del firmamento, “somos polvo de
estrellas” Reich.
“para
star
inmerso
en la rutina”
Bendita rutina, estrella rutina, rutina del pulso de la
vida, para STAR.
Muy lejos de la “
ca
í
da”
del
segundo
P
R
O
Y
E
C
T
I
L
.
.
.
.
Las palabras se desmiembran, rompiendo la lógica de su
existencia y su función. Resulta fascinante esta ruptura de la forma del
lenguaje que invita al lector a contemplar nuevas posibilidades. Es el verbo
del poeta soldado que está al frente de la vanguardia, que no en la
retaguardia.
El soldado es dueño de la conciencia de la muerte, el
campo de batalla lo evidencia.
“Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más
tarde” dice Jaime Gil de Bizma en su poema “No volveré a ser joven”. El soldado
no lleva el ritmo sosegado de la maduración tranquila que aporta el tiempo, el
soldado madura a golpe de machete, de escopeta, a cañonazos, y eso sí va en
serio. La muerte susurra versos al oído, descorre el velo y apunta directo al
corazón.
“Esto ha
sido tan
real
como si
un muyahidín
se
hubiese inmolado
en mil
pedazos
para poder terminar así de una vez por todas con
esa ausencia.”
El soldado de infantería que conoce su estirpe, la de los
hombres y mujeres valientes que luchan y se entregan hasta el final,
conoce y defiende el juego limpio, el
del verdadero guerrero, el luchador, el que se enfrenta abiertamente al
oponente, le honra, no contempla la trampa, la traición, y la cobardía de
atacar por la espalda. Lo testimonian estos versos:
“Nosotros
combatimos cara a cara contra el oponente; pactamos el lugar y el momento.
Decidimos el cómo y el para qué y, sin embargo, nunca hemos disparado a un
hombre por la espalda, nunca hemos apuntado a vuestros hijos, nunca hemos hecho
blanco a vuestros hogares: nunca; no lo necesitamos, ni nos lo plantemos, ni
siquiera lo queremos.
No nos
hace falta hacer eso para sentir que dios está con nosotros;
sencillamente
no necesitamos la sangre para entrar en el paraíso:
“dicen que somos iguales: dicen; pero nosotros sabemos que no es así,
pertenecemos a una estirpe, a una historia, a un lugar donde nos han depositado
una tradición, una forma de vivir, una manera sola manera de amar
:
Somos la infantería española”.
Creo que me encuentro frente a un tratado de ética.
Enhorabuena y gracias por este magnífico libro, sincero donde los haya.
RESEÑA DE "AFGANISTÁN: DIARIO DE UN SOLDADO", DE GUILLERMO DE JORGE, POR LA ESCRITORA Y POETA TERESA RAMOS.
AGRADECER A ALBERTO INFANTE POR LA DIFUSIÓN DE LA RESEÑA Y EN ESPECIAL A TERESA RAMOS, POR SU COMPROMISO Y POR SU APOYO A LA CULTURA. POR SU ENTREGA Y POR SU APOYO EN TODO MOMENTO. POR TAMBIÉN SER UN REFERENTE MÁS Y AYUDAR A REALIZAR UN SUEÑO.
http://www.albertoinfante.es/docs/teresa-ramos-resena-guillermo-de-jorge.pdf.
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